Gabriel García Márquez fue un escritor y periodista colombiano, nacido en Aracataca en 1927 y fallecido en México en 2014. Es uno de los autores más importantes e pioneros de la literatura hispanoamericana, y su obra ha sido traducida a numerosos idiomas y ha sido objeto de estudio y analisis en todo el mundo.
Desde joven, García Márquez mostró un gran interés por la literatura y el periodismo, y comenzó a escribir desde muy temprana edad. Estudió derecho en la Universidad Nacional de Colombia y posteriormente se trasladó a Europa, donde vivió en París y Barcelona. Durante su carrera literaria, García Márquez exploró temas como la soledad, el amor, la violencia y la política, y su estilo narrativo se caracteriza por la utilización de la magia y el realismo mágico.
"Carta a Bush" es un ensayo escrito por Gabriel García Márquez en el que el autor se dirige al entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, para expresar su desacuerdo con la política exterior de los Estados Unidos. En la carta, García Márquez critica la guerra de Irak y argumenta que la invasión es una violación de los derechos humanos. También habla sobre la historia de América Latina y su relación con Estados Unidos, y defiende la soberanía de los países latinoamericanos.
El libro es una crítica a la política exterior de los Estados Unidos y una reflexión sobre la historia de América Latina. García Márquez utiliza su prosa poética para condenar la guerra y la violencia, y defiende la importancia de la paz y la justicia en el mundo. La obra es una llamada a la reflexión y una invitación a la acción, y ha sido elogiada por su compromiso con la justicia y los derechos humanos.
En mi opinión, "Carta a Bush" es una obra valiente y necesaria que muestra la voz de un autor comprometido con la justicia y la libertad. El libro es una crítica contundente a la política exterior de los Estados Unidos y una llamada a la reflexión y la acción. Aunque en ocasiones puede resultar densa, la obra es muy relevante en la actualidad y su mensaje sigue siendo relevante. En definitiva, recomendaría la lectura de este libro a cualquier persona interesada en la política internacional y los derechos humanos.
¿CÓMO SE SIENTE, YANQUI?
¿Cómo se siente ver que el horror estalla en tu patio y no en la sala del vecino?
¿Cómo se siente el miedo apretando tu pecho, el pánico que provocan el ruido ensordecedor, las llamas sin control, los edificios que se derrumban, ese terrible olor que se mete hasta el fondo en los pulmones, los ojos de los inocentes que caminan cubiertos de sangre y polvo?
¿Cómo se vive, por un día, en tu propia casa, la incertidumbre de lo que va a pasar?
¿Cómo se sale del estado de shock?
En estado de shock caminaban el 6 de agosto de 1945 los sobrevivientes de Hiroshima. Nada quedaba en pie en la ciudad luego que el artillero norteamericano del “Enola Gay” dejara caer la bomba. En pocos segundos habían muerto 80.000 hombres, mujeres y niños. Otros 250.000 morirían en los años siguientes a causa de las radiaciones. Pero ésa era una guerra lejana y ni siquiera existía la televisión.
¿Cómo se siente hoy el horror, cuando las terribles imágenes de la televisión te dicen que lo ocurrido el fatídico 11 de setiembre no pasó en una tierra lejana sino en tu propia patria?
Otro 11 de setiembre, pero de 28 años atrás, había muerto un presidente de nombre Salvador Allende resistiendo un golpe de Estado que tus gobernantes habían planeado.
También fueron tiempos de horror, pero eso pasaba muy lejos de tu frontera, en una ignota republiqueta sudamericana. Las republiquetas estaban en tu patio trasero y nunca te preocupaste mucho cuando tus “marines” salían a sangre y fuego a imponer sus puntos de vista.
¿Sabías que entre 1824 y 1994 tu país llevó a cabo 73 invasiones a países de América latina?
Las víctimas fueron Puerto Rico, México, Nicaragua, Panamá, Haití,Colombia, Cuba, Honduras, República Dominicana, Islas Vírgenes, El Salvador, Guatemala, Granada.
Hace casi un siglo que tus gobernantes están en guerra. Desde elcomienzo del siglo XX casi no hubo una guerra en el mundo en que la gente de tu Pentágono no hubiera participado. Claro, las bombas siempre explotaron fuera de tu territorio, con excepción de Pearl Harbor, cuando la aviación japonesa bombardeó la Séptima Flota en 1941.
Pero siempre el horror estuvo lejos. Cuando las Torres Gemelas se vinieron abajo, en medio del polvo, cuando viste las imágenes por televisión o escuchaste los gritos porque estabas esa mañana en Manhattan, ¿pensaste por un segundo en lo que sintieron los campesinos de Vietnam durante muchos años?
En Manhattan la gente caía desde las alturas de los rascacielos como trágicas marionetas; en Vietnam la gente daba alaridos porque el napalm seguía quemando la carne por mucho tiempo y la muerte era espantosa, tanto como las de quienes caían en un salto desesperado al vacío.
Tu aviación no dejó una fábrica en pie, ni un puente sin destruir en Yugoslavia. En Irak fueron 500.000 los muertos. Medio millón de almas se llevó la Operación Tormenta del Desierto.
¿Cuánta gente murió quemada, mutilada, acribillada, aplastada, desangrada, en lugares tan exóticos y lejanos como Vietnam, Irak, Irán, Afganistán, Libia, Angola, Somalía, Congo, Nicaragua, Dominicana, Camboya, Yugoslavia, Sudán, y una lista interminable?
En todos esos lugares los proyectiles habían sido fabricados en fábricas de tu país y eran apuntados por tus muchachos, por gente pagada por tu Departamento de Estado, y sólo para que tú pudieras seguir gozando de “la forma de vida americana”. Hace casi un siglo que tu país está en guerra con todo el mundo. Curiosamente tus gobernantes lanzan los jinetes del Apocalipsis en nombre de la “libertad” y de la “democracia”.
Pero debes saber que para muchos pueblos del mundo -en este planeta donde cada día mueren 24.000 pobladores por hambre o enfermedades curables-, Estados Unidos no representa la libertad, sino que lo ven como a un enemigo lejano y terrible, que solo siembra guerra, hambre, miedo y destrucción.
Siempre han sido conflictos bélicos lejanos para ti, pero para quienes viven allá es una dolorosa realidad cercana, una guerra donde los edificios se desploman bajo las bombas y donde esa gente encuentra una muerte horrible.
Y las víctimas han sido, en el 90 %, civiles, mujeres, ancianos, niños. ¿Qué se siente cuando el horror golpea a tu puerta, aunque sea por un solo día?¿Qué se piensa cuando las víctimas en Nueva York son secretarias, operadores de bolsa o empleados de limpieza que pagaban puntualmente sus impuestos y nunca mataron una mosca?
¿Cómo se siente el miedo? ¿Como se siente, yanqui, saber que la larga guerra, finalmente, el 11 de setiembre llegó a tu casa?
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