martes, 19 de noviembre de 2013

LA REPÚBLICA O EL ESTADO, DE PLATÓN










Platón fue un filósofo griego que vivió entre los siglos V y IV a.C. Fue discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, y está considerado como uno de los fundadores de la filosofía occidental. Su nombre real era Aristocles, pero se le llamó Platón por la amplitud de sus hombros. Nació en Atenas, en el seno de una familia aristocrática, y recibió una educación esmerada. Desde joven se interesó por la política, la poesía y el conocimiento, pero su vocación cambió cuando conoció a Sócrates, el sabio que cuestionaba todo con su método dialéctico. Platón se convirtió en su fiel seguidor y admirador, y quedó profundamente afectado por su condena a muerte en el año 399 a.C.

Tras la muerte de Sócrates, Platón viajó por varios lugares, como Egipto, Italia y Sicilia, donde entró en contacto con diferentes escuelas filosóficas y culturas. Intentó poner en práctica sus ideas políticas en la corte del tirano Dionisio I de Siracusa, pero fracasó y estuvo a punto de perder la vida. Regresó a Atenas y fundó la Academia, la primera institución dedicada a la enseñanza superior de la filosofía y las ciencias. Allí impartió clases durante casi cuarenta años, hasta su muerte en el 347 a.C. Entre sus alumnos más destacados se encontraba Aristóteles, quien luego desarrollaría un sistema filosófico propio y divergente del de su maestro.

Platón escribió sus obras en forma de diálogos, donde el personaje principal era Sócrates, a quien Platón utilizaba como portavoz de sus propias ideas. Entre sus obras más famosas se encuentran el Fedón, el Banquete, el Fedro, el Menón y La República o El Estado. En ellas abordó temas como la naturaleza del alma, el amor, la belleza, el conocimiento, las ideas, la virtud, la educación y el gobierno ideal.

Platón nunca se casó ni tuvo hijos. Se dice que mantuvo una relación amorosa con Dionisio II de Siracusa, el hijo del tirano al que intentó asesorar políticamente. También se le atribuyen varios amores platónicos con jóvenes discípulos suyos, como Agatón y Aristocles. Platón fue un hombre apasionado por la búsqueda de la verdad y la justicia, y dedicó su vida a transmitir su pensamiento a través de sus escritos y su enseñanza.

La República o El Estado es la obra más conocida e influyente de Platón. Se trata de un diálogo entre Sócrates y otros personajes, como los hermanos Glaucón y Adimanto, Polemarco, Trasímaco o Céfalo. La obra está compuesta por diez libros, que abordan diversos temas relacionados con la filosofía política, la ética, la psicología y la metafísica.

El tema central de La República es la reflexión sobre qué es la justicia y cómo se expresa en el hombre y en la ciudad. Para ello, Sócrates propone construir una ciudad ideal desde sus fundamentos, analizando las necesidades y las funciones de sus habitantes. Así llega a distinguir tres clases sociales: los productores (artesanos, campesinos, comerciantes), los guardianes (soldados) y los gobernantes (filósofos). Cada clase debe cumplir con su función específica y estar regida por una virtud: los productores por la templanza, los guardianes por el valor y los gobernantes por la sabiduría. La justicia consiste en que cada uno haga lo que le corresponde y no interfiera en lo ajeno.

Sócrates establece una analogía entre la ciudad ideal y el alma humana. Así como hay tres clases sociales en la ciudad, hay tres partes en el alma: la racional (que busca el conocimiento), la irascible (que busca el honor) y la concupiscible (que busca el placer). Cada parte debe estar en armonía con las demás y estar guiada por la razón. La virtud del alma es la prudencia, que permite ordenar los deseos y las pasiones. El hombre justo es el que tiene el alma equilibrada y el hombre injusto es el que tiene el alma desordenada.

Sócrates también examina las diferentes formas de gobierno que existen y sus defectos. Así, distingue cinco tipos de constituciones: la aristocracia (el gobierno de los mejores), la timocracia (el gobierno de los honorables), la oligarquía (el gobierno de los ricos), la democracia (el gobierno del pueblo) y la tiranía (el gobierno de uno solo). Cada forma de gobierno se corresponde con un tipo de hombre y de alma. La aristocracia es la forma ideal, donde gobiernan los filósofos, que son los que conocen la verdad y el bien. La timocracia es la degeneración de la aristocracia, donde gobiernan los guerreros, que son ambiciosos y violentos. La oligarquía es la degeneración de la timocracia, donde gobiernan los ricos, que son avaros y corruptos. La democracia es la degeneración de la oligarquía, donde gobierna el pueblo, que es libertino e irresponsable. La tiranía es la degeneración de la democracia, donde gobierna un solo hombre, que es cruel y tiránico.

Sócrates argumenta que el hombre más feliz es el justo, que vive conforme a la razón, y el más desgraciado es el tirano, que vive conforme a sus pasiones. Para demostrarlo, utiliza varios mitos y alegorías, como el del anillo de Giges, que permite hacerse invisible y actuar impunemente; el del sol, que representa la idea del bien como fuente de conocimiento; el de la línea, que divide los diferentes grados de conocimiento; y el de la caverna, que ilustra el proceso de liberación del hombre de la ignorancia hacia la sabiduría.

La República o El Estado es una obra maestra de la filosofía, que plantea cuestiones fundamentales sobre el ser humano, la sociedad y el conocimiento. Su estilo es claro y ameno, y sus personajes son verosímiles y atractivos. Su contenido es profundo y original, y sus ideas han influido en muchos pensadores posteriores. Su impacto y relevancia son indiscutibles, pues aborda problemas universales y atemporales.

Sin embargo, también se pueden señalar algunos puntos débiles o discutibles de la obra. Por ejemplo, su concepción de la justicia puede resultar demasiado rígida o autoritaria, pues impone una jerarquía social basada en una supuesta naturaleza innata de cada individuo. Su visión del Estado ideal puede resultar demasiado utópica o irrealizable, pues presupone una armonía perfecta entre los ciudadanos y una educación filosófica para los gobernantes. Su teoría del conocimiento puede resultar demasiado abstracta o metafísica, pues postula la existencia de unas ideas o formas inmutables e independientes del mundo sensible.

En conclusión, La República o El Estado es una obra imprescindible para comprender el pensamiento platónico y su influencia en la historia de la filosofía. Es un libro que invita a reflexionar sobre temas esenciales para el ser humano, como la justicia, el bien, el conocimiento y la felicidad. Es un libro que desafía al lector a cuestionar sus propias creencias y a buscar la verdad con rigor y honestidad.




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