sábado, 31 de mayo de 2025

LA DIVINA PROPORCIÓN, por CARMEN BONELL

  




Carmen Bonell, doctora en Filosofía y Letras, es una reconocida investigadora y docente en el campo de la estética y la historia del arte contemporáneo. Profesora titular en el Departamento de Composición Arquitectónica de la Universitat Politècnica de Catalunya, su trabajo académico se ha enfocado durante décadas en desentrañar los fundamentos estéticos que subyacen en la creación artística y arquitectónica, con especial atención al papel que juegan las formas geométricas en la configuración del espacio, el ritmo visual y la armonía compositiva. Su aproximación, profundamente interdisciplinaria, ha sabido vincular los grandes relatos filosóficos de la belleza con las herramientas visuales de artistas, arquitectos y creadores. Con obras como La divina proporción: Las formas geométricas o Las leyes de la pintura, Bonell se ha posicionado como una figura de referencia en la reflexión sobre la geometría como lenguaje esencial del arte.

En La divina proporción: Las formas geométricas, Bonell nos ofrece una meditación erudita, pero accesible, sobre la presencia constante de la geometría en la historia del arte, no solo como herramienta de cálculo o construcción, sino como estructura simbólica que da forma a la experiencia estética. Lejos de presentar la geometría como una disciplina árida y cerrada, la autora la concibe como una manifestación viva y dinámica, una suerte de esqueleto invisible sobre el cual se teje la carne sensible de las obras de arte. Su tesis central parte de la idea de que las formas geométricas no son invenciones humanas en sentido estricto, sino intuiciones universales que reflejan una armonía subyacente en la naturaleza, lo que explica su uso reiterado a lo largo de la historia en culturas tan dispares como la egipcia, la griega, la islámica o la renacentista.

A lo largo del libro, Bonell explora figuras como el círculo, el cuadrado, el triángulo y la espiral, pero también se detiene en proporciones fundamentales como la razón áurea, conocida desde la antigüedad como la "divina proporción", y su aplicación en el arte, la arquitectura y hasta en el diseño moderno. No se limita a analizar sus propiedades matemáticas, sino que indaga en su poder simbólico, espiritual y estético. Estas formas, argumenta, no solo organizan el espacio, sino que lo dotan de sentido; no solo estructuran una obra, sino que apelan al inconsciente colectivo de quienes la contemplan. La belleza, en este marco, no es una cuestión de gusto, sino el resultado de un equilibrio que remite a un orden más profundo.

Uno de los grandes aciertos del libro es su capacidad para dialogar con ejemplos concretos. Bonell analiza el uso de la proporción áurea en obras maestras del arte clásico y moderno, desde el Partenón de Atenas hasta las composiciones de Mondrian o las estructuras de Le Corbusier. A través de estos casos, demuestra que la geometría no es un corsé, sino un principio generador de libertad: cuando el artista comprende sus leyes, puede jugar con ellas, desviarse con conciencia, provocar rupturas significativas. Lejos de imponer rigidez, el conocimiento geométrico amplía las posibilidades expresivas.

En palabras de la autora: “Las formas geométricas son formas vivas, orgánicas, acumulativas. Son configuraciones con capacidad organizativa que provocan, que mueven a la imaginación.” Esta afirmación resume su enfoque: las figuras geométricas no son abstractas ni neutras, sino que poseen una vitalidad interna, una energía que, al disponerse en el espacio artístico, despiertan resonancias tanto visuales como emocionales. Otra cita relevante dice: “La disciplina geométrica nunca ha truncado las grandes obras del pasado sino que, al contrario, su conocimiento proporcionó a los artistas una mayor libertad.” Esta declaración es una defensa clara de la técnica como aliada de la inspiración: conocer la geometría no sofoca la creatividad, sino que la fundamenta y la potencia.

La lectura de La divina proporción resulta no solo ilustrativa, sino inspiradora. Carmen Bonell ha escrito una obra que educa sin dogmatismo, que invita a mirar de nuevo y con mayor profundidad el arte, la arquitectura y el mundo que nos rodea. Su estilo, sereno pero apasionado, combina el rigor académico con la sensibilidad poética, y convierte conceptos complejos en reflexiones estimulantes. El libro no está dirigido únicamente a especialistas, sino a todos aquellos que sientan curiosidad por comprender las raíces invisibles de la belleza y las estructuras secretas que articulan la forma.

Este ensayo, profundamente didáctico y a la vez estéticamente seductor, nos recuerda que en un mundo acelerado y superficial, detenerse a contemplar las proporciones, las formas y los ritmos que estructuran nuestro entorno puede ser un acto de resistencia, de contemplación y, sobre todo, de reencuentro con una dimensión más profunda del arte y de la vida. Carmen Bonell, con su voz clara y culta, nos entrega en estas páginas no solo un estudio sobre geometría, sino una invitación a mirar el mundo con otros ojos: los ojos que saben ver la armonía en lo esencial.



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