EL SUEÑO DE FELIPE II, por EDGAR MAASS
Nacido en Hamburgo en 1896 y fallecido en Nueva York en 1964, Edgar Maass emergió como uno de los más brillantes reconstructores de épocas pasadas, un narrador capaz de insuflar vida a los grandes personajes históricos con una prosa tan rigurosa como vibrante. Este escritor alemán, que desarrolló gran parte de su carrera en Estados Unidos tras huir del régimen nazi, poseía ese don singular de los grandes novelistas históricos: la capacidad de fundir documentación impecable con intuición psicológica, erudición con pasión narrativa. Médico de formación, Maass llevó a la literatura la precisión anatómica del bisturí, pero también la comprensión humanista del galeno que sabe que detrás de cada gesto histórico laten pulsiones universales. Sus novelas, especialmente aquellas centradas en la España imperial, muestran una fascinación por los momentos cruciales donde los destinos individuales se entrelazan con los de naciones enteras. En "El sueño de Felipe II", quizá su obra más ambiciosa, Maass alcanza la cima de su arte, demostrando por qué se le considera el puente literario entre Alemania y España, entre la reflexión filosófica germana y el arrebato místico hispánico.
Esta obra monumental, publicada originalmente en 1951, sumerge al lector en la mente del monarca más poderoso de su tiempo, Felipe II de España, aquel en cuyo imperio nunca se ponía el sol. Maass no se conforma con narrar los hechos históricos - la construcción de El Escorial, la rebelión de los Países Bajos, la Armada Invencible - sino que penetra en la psique del Rey Prudente con una profundidad que asombra. A través de una estructura narrativa audaz que alterna los días finales del monarca en el monasterio-palacio con flashbacks de los momentos decisivos de su reinado, el autor teje un retrato multidimensional donde la grandeza política y la miseria humana se revelan como las dos caras de una misma moneda.
Lo genial de la novela es cómo Maass convierte la obsesión filipina por El Escorial en metáfora del alma del imperio: ese edificio a la vez tumba y palacio, monasterio y centro de poder, refleja las contradicciones de un rey que gobernaba medio mundo pero no podía gobernarse a sí mismo. Las escenas donde Felipe II revisa planos con sus arquitectos, discute teología con sus confesores o recibe noticias de lejanas batallas son pequeñas obras maestras de tensión contenida. El autor muestra especial talento para capturar los silencios elocuentes, esos momentos donde la historia no avanza por acciones sino por omisiones, por lo no dicho.
La verdadera protagonista de la obra quizá sea la soledad del poder absoluto. Maass nos muestra a un Felipe II cada vez más aislado en su gabinete de trabajo, leyendo y anotando despachos mientras fuera el mundo se desmorona. La muerte de sus hijos, la locura de su padre, las traiciones de sus aliados, todo converge en ese último sueño del rey agonizante donde quizá vislumbra el ocaso del imperio que tanto amó. La prosa de Maass, grave y musical como un réquiem, alcanza aquí cotas de poesía trágica, mostrando cómo incluso los más poderosos son finalmente frágiles mortales ante el paso del tiempo.
"El sueño de Felipe II" trasciende el género histórico para convertirse en meditación universal sobre el poder, la fe y la fragilidad humana. Maass logra lo que solo los grandes novelistas consiguen: que al cerrar el libro, el lector sienta haber vivido en otra época y, al mismo tiempo, haber entendido algo esencial sobre su propio tiempo. Una obra maestra que sigue deslumbrando setenta años después de su publicación, prueba de que la gran literatura no envejece, solo profundiza.
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