LA MUJER BAJO EL FRANQUISMO, por ROSA MONLLEÓ PERIS y ADELA SOTO MARCO
"La Mujer bajo el Franquismo", obra de Rosa Monlleó Peris y Adela Soto Marco, es un testimonio fundamental para entender la compleja situación que vivieron las mujeres durante uno de los períodos más oscuros de la historia española. Ambas autoras han dedicado gran parte de sus carreras a investigar sobre la desigualdad social, política y económica que marcó el régimen franquista, centrándose particularmente en cómo estas condiciones afectarán a las mujeres. Aunque no se proporcionan detalles específicos sobre su formación académica o profesional, queda claro que ambos poseen una profunda comprensión del tema gracias a la minuciosidad con la que abordan cada aspecto de la vida femenina en aquellos años.
Rosa Monlleó Peris y Adela Soto Marco demuestran una sensibilidad excepcional hacia las experiencias personales que conformaron esta época, recopilando no solo datos históricos, sino también relatos vivenciales que humanizan el estudio. Su trabajo no se limita al análisis teórico; buscan dar voz a quienes fueron silenciadas por décadas, rescatando historias que podrían haberse perdido para siempre. Este libro surge como resultado de un esfuerzo conjunto donde ambas autoras combinan sus conocimientos y perspectivas para ofrecer una visión completa y equilibrada del impacto del franquismo en las mujeres. A través de este proyecto, no solo logran documentar un capítulo crucial de la historia de España, sino también honrar la memoria de aquellos que lucharon contra la opresión en silencio.
El libro "La Mujer bajo el Franquismo" explora de manera exhaustiva cómo el régimen dictatorial liderado por Francisco Franco moldeó la vida de las mujeres mediante normativas represivas, ideologías patriarcales y estructuras sociales profundamente desiguales. Desde el inicio, Monlleó y Soto Marco establecieron un tono reflexivo pero comprometido, invitando al lector a sumergirse en una época donde ser mujer significaba enfrentarse a múltiples barreras impuestas tanto por el Estado como por la sociedad. El texto está dividido en varias secciones claves que permiten explorar distintos ámbitos de la vida cotidiana de las mujeres bajo el franquismo, desde lo jurídico hasta lo personal, pasando por lo político y cultural.
Una de las primeras áreas que examinan es el marco legal que relegó a las mujeres a un segundo plano dentro del sistema. Durante estos años, se derogaron muchas de las conquistas alcanzadas durante la Segunda República, incluyendo derechos fundamentales como la igualdad matrimonial y el acceso al divorcio. En cambio, se promovió un modelo basado en la subordinación total de la mujer al hombre, reforzado por leyes que prohibían su participación activa en la esfera pública. Por ejemplo, hasta 1976 era necesario obtener permiso marital para trabajar fuera de casa, mientras que incluso pequeños gestos como conducir un coche requerían certificaciones especiales. Estas restricciones legales reflejan cómo el régimen buscó controlar no solo las acciones de las mujeres, sino también sus aspiraciones y libertades individuales.
Además de analizar el impacto de las leyes, las autoras dedican un espacio considerable a desentrañar cómo funcionaba el patriarcado dentro de las familias tradicionales durante este período. Según ellas, el hogar se convirtió en un microcosmos donde se reproducían dinámicas de poder jerárquicas y autoritarias. Las expectativas hacia las mujeres giraban casi exclusivamente en torno a su papel como madres y esposas, relegando cualquier otra posibilidad de desarrollo personal o profesional. Los valores inculcados desde la infancia incentivaban la obediencia ciega hacia los hombres, considerándolos figuras superiores en todos los sentidos. Esta mentalidad se perpetuaba a través de instituciones educativas, religiosas y políticas que trabajaban conjuntamente para mantener el statu quo.
Un capítulo destacado del libro aborda la influencia de la Iglesia Católica en la construcción de una moral restrictiva que castigaba cualquier desviación del ideal femenino establecido por el régimen. La sexualidad fue severamente reprimida, convirtiendo actos naturales en temas tabú y fuente de culpa. Las autoras narran cómo las mujeres estaban constantemente vigiladas y juzgadas por su apariencia, comportamiento y relaciones interpersonales. Incluso algo tan básico como vestir de forma moderna podía ser visto como una amenaza a la moral pública, llevando en algunos casos a sanciones oficiales. Paralelamente, la iglesia ejercía un control férreo sobre la educación, imponiendo modelos educativos que priorizaban habilidades domésticas sobre conocimientos académicos.
En cuanto al ámbito laboral, el libro destaca cómo el acceso de las mujeres al mercado laboral fue limitado intencionadamente para preservar el orden patriarcal. Durante la guerra civil, cuando muchos hombres estaban en el frente, las mujeres asumieron roles que antes les habían sido negados. Sin embargo, tras la victoria franquista, se les instó a regresar al hogar, argumentando que su lugar natural era cuidar de la familia. Aquellos que intentaron resistir esta presión se enfrentaron a discriminación salarial, falta de oportunidades profesionales y prejuicios sociales arraigados. Las pocas mujeres que lograron ingresar en campos típicamente masculinos debían lidiar con un entorno hostil que cuestionaba constantemente su capacidad y competencia.
Otro punto central del libro es la creación de organizaciones como la Sección Femenina, brazo propagandístico del régimen destinado a adoctrinar a las mujeres en los principios del nacional-catolicismo. Aunque inicialmente parecía ofrecer oportunidades de formación y participación, en realidad servía como un mecanismo para consolidar el control ideológico sobre ellas. Las actividades propuestas —desde clases de cocina hasta campamentos juveniles— reforzaban ideas conservadoras sobre el rol de la mujer en la sociedad. A pesar de esto, algunas mujeres encontraron en estas plataformas espacios para desarrollar habilidades y redes de apoyo, aunque siempre bajo estrictas supervisiónes.
También merece atención especial el tratamiento dado al tema de la pobreza y el estraperlo, fenómenos que afectarán profundamente a las mujeres durante la posguerra. Con la economía devastada tras años de conflicto armado, muchas recurrieron a prácticas informales para sobrevivir, enfrentándose a riesgos y humillaciones diarias. Monlleó y Soto Marco ilustran esta realidad con relaciones personales que ponen rostros humanos detrás de cifras y estadísticas. Estas historias revelan tanto la resistencia como la resiliencia de las mujeres que tuvieron que inventar estrategias creativas para sostener a sus familias en medio de la adversidad.
Por último, el libro no evade temas delicados como la prostitución, el aborto y otros aspectos relacionados con la salud reproductiva. Estos temas, aunque frecuentemente silenciados en discursos oficiales, son tratados aquí con honestidad y sensibilidad. Las autoras explican cómo la ausencia de recursos y derechos básicos empujó a muchas mujeres a situaciones extremas, mientras que otras buscaban clandestinamente formas de tomar control sobre sus cuerpos y decisiones. A través de estos capítulos, se evidencia cómo el franquismo no solo limitó las opciones disponibles para las mujeres, sino que también exacerbó los problemas sociales ya existentes.
Uno de los mayores méritos de "La Mujer bajo el Franquismo" es su capacidad para combinar rigor académico con una narrativa accesible que invita al lector a reflexionar sobre el pasado sin caer en simplismos morales. Cada página está imbuida de un sentido crítico que desafía interpretaciones superficiales sobre esta época, recordándonos que la historia no es simplemente un conjunto de hechos, sino una red de experiencias humanas complejas y contradictorias. Además, las autoras incluyen testimonios directos de personas que vivieron esos años, añadiendo una dimensión emocional que conecta con el público actual.
En términos de estilo, Monlleó y Soto Marco logran mantener un tono equilibrado entre la objetividad necesaria para presentar datos históricos y la empatía requerida para abordar las luchas personales de los protagonistas de esta historia. Utilizan un lenguaje claro y evocador, evitando tecnicismos innecesarios que podrían distanciar al lector. Cada sección está cuidadosamente estructurada para facilitar la comprensión progresiva del contexto, asegurando que incluso quienes carecen de conocimientos previos sobre el período puedan seguir el hilo argumental sin dificultad.
Finalmente, la obra concluye con una síntesis que invita a mirar hacia el futuro sin olvidar el pasado. Las autoras reconocen los avances realizados desde entonces en materia de igualdad de género, pero advierten sobre la importancia de no descuidar las lecciones aprendidas. Subrayan la necesidad de continuar trabajando por una sociedad más justa y equitativa, donde las mujeres puedan ejercer plenamente sus derechos sin temor ni restricciones. En este sentido, "La Mujer bajo el Franquismo" no solo es un documento histórico invaluable, sino también una llamada a la acción para garantizar que las generaciones futuras no repitan los errores del pasado.
En conjunto, Rosa Monlleó Peris y Adela Soto Marco han creado una obra que trasciende las fronteras de la historiografía convencional, ofreciendo una visión integral y multifacética de una época que dejó huella indeleble en la identidad colectiva española. Gracias a su dedicación y talento, han logrado convertir un tema potencialmente denso y triste en una lectura indispensable para cualquiera interesado en entender cómo las mujeres sobrevivieron, resistieron y finalmente comenzaron a transformar su realidad bajo un régimen que intentó anularlas sistemáticamente. Su contribución al campo de los estudios de género y la memoria histórica sigue siendo relevante hoy en día, recordándonos que la lucha por la igualdad sigue siendo una tarea pendiente en muchas partes del mundo.
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