LUIS DE MOLINA Y EL DERECHO DE LA GUERRA, por MANUEL FRAGA IRIBARNE
Manuel Fraga Iribarne, figura central en la historia política española del siglo XX y comienzos del XXI, fue mucho más que un político de dilatada trayectoria; fue también un intelectual, jurista y académico de profunda formación. Nacido en Vilalba, Lugo, en 1922 y fallecido en Madrid en 2012, Fraga personificó una etapa crucial de la transición española, liderando la refundación de la derecha conservadora y desempeñando roles gubernamentales de máxima relevancia. Su perfil, complejo y a menudo controvertido, abarcó desde la dictadura franquista, donde ocupó cargos ministeriales, hasta la democracia, donde fue fundador del partido Alianza Popular, posteriormente Partido Popular, y Presidente de la Xunta de Galicia. Su formación jurídica, como Catedrático de Derecho Político y Ciencias de la Administración, marcó su pensamiento y su acción política, caracterizada por una defensa del orden, la autoridad del Estado y un pragmatismo ideológico que le permitió adaptarse a los cambios políticos sin renunciar a sus principios conservadores. Más allá de su actividad política, Fraga demostró un interés intelectual constante por el pensamiento jurídico y político clásico, reflejado en obras de carácter ensayístico e histórico-jurídico, entre las que destaca precisamente su estudio sobre Luis de Molina y el derecho de la guerra, objeto de la presente sinopsis. Este interés no era meramente académico, sino que respondía a una preocupación por las bases éticas y jurídicas del orden internacional y la acción política, temas recurrentes en su pensamiento y su praxis. La figura de Fraga, por tanto, trasciende la mera biografía política para adentrarse en un personaje poliédrico que combinó la acción política con la reflexión intelectual, dejando un legado complejo y significativo en la historia contemporánea de España.
"Luis de Molina y el Derecho de la Guerra" de Manuel Fraga Iribarne se presenta como una obra erudita y fundamental para comprender el pensamiento de uno de los juristas y teólogos españoles más relevantes del siglo XVI, Luis de Molina, y su contribución esencial al desarrollo del derecho internacional y la teoría de la guerra justa. El libro no es una mera biografía intelectual de Molina, sino un análisis profundo y contextualizado de su obra, especialmente de su tratado "De Iustitia et Iure", poniendo de relieve su originalidad y su influencia en la configuración del pensamiento jurídico-político occidental. Fraga, desde su doble perspectiva de jurista y político, aborda la obra de Molina con una mirada contemporánea, resaltando la vigencia de sus planteamientos en un mundo marcado por los conflictos internacionales y la necesidad de establecer límites éticos y jurídicos a la violencia bélica. La obra se adentra en el contexto histórico y cultural del siglo XVI, la época dorada de la Escuela de Salamanca, donde Molina desarrolló su pensamiento en diálogo con otros grandes pensadores como Francisco de Vitoria y Domingo de Soto. Este contexto es crucial para entender la preocupación de Molina por la justicia y el derecho en un periodo de expansión colonial europea y de intensos conflictos religiosos y políticos.
El libro probablemente explora en detalle la teoría de la guerra justa de Molina, uno de los pilares de su pensamiento y una de sus contribuciones más importantes al derecho internacional. Fraga seguramente analiza los criterios que Molina establece para determinar cuándo una guerra puede considerarse justa, como la causa justa, la autoridad legítima, la recta intención y la proporcionalidad. Estos criterios, basados en la tradición del derecho natural y la filosofía escolástica, constituyen un intento de moralizar la guerra y de limitar su alcance, estableciendo un marco ético para la acción bélica incluso en un contexto de confrontación. La obra didácticamente desglosa la argumentación de Molina, explicando cómo justifica el recurso a la guerra en ciertas circunstancias excepcionales, pero también cómo insiste en la necesidad de agotar todas las vías pacíficas y de minimizar el sufrimiento humano. Es muy probable que Fraga dedique una atención especial a la concepción moliniana de la "guerra defensiva", considerada como la forma más legítima de conflicto bélico, así como a sus reflexiones sobre la "guerra ofensiva" y las condiciones bajo las cuales podría justificarse.
Más allá de la teoría de la guerra justa, el libro probablemente examina otras dimensiones del pensamiento jurídico-político de Molina, como su concepción del derecho natural, su defensa de la libertad humana y su preocupación por la justicia social. Fraga seguramente analiza cómo Molina fundamenta el derecho en la razón y en la naturaleza humana, estableciendo límites al poder político y defendiendo la existencia de derechos individuales inherentes a la persona. La obra didácticamente debe destacar la modernidad del pensamiento de Molina, que anticipa en muchos aspectos las ideas centrales del liberalismo político y el constitucionalismo. Es probable que Fraga explore la influencia de Molina en el desarrollo posterior del derecho internacional, mostrando cómo sus ideas han sido retomadas y reelaboradas por autores posteriores y cómo siguen siendo relevantes en el debate contemporáneo sobre la guerra, la paz y la justicia global. El libro, en su conjunto, se configura como una guía esencial para acercarse al pensamiento de Luis de Molina y comprender su legado intelectual, no solo como jurista y teólogo del siglo XVI, sino como un pensador que sigue interpelándonos en el siglo XXI sobre los desafíos éticos y jurídicos de la guerra y la construcción de un orden internacional más justo y pacífico. La obra de Fraga, en este sentido, no es solo un estudio histórico, sino también una reflexión sobre la actualidad del pensamiento moliniano y su potencial para iluminar los debates contemporáneos.
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