jueves, 27 de marzo de 2025

ESPAÑA INVERTEBRADA, por JOSÉ ORTEGA Y GASSET

  


ESPAÑA INVERTEBRADA, por JOSÉ ORTEGA Y GASSET



José Ortega y Gasset, una de las mentes más lúcidas y brillantes del siglo XX español, nació el 9 de mayo de 1883 en Madrid, en el seno de una familia acomodada ligada al periodismo y la cultura, un caldo de cultivo perfecto para su intelecto voraz. Hijo de José Ortega Munilla, director del periódico El Imparcial, y Dolores Gasset, heredera de una estirpe influyente, el joven Ortega se formó en el colegio jesuita de Miraflores del Palo y más tarde en la Universidad de Deusto y la Complutense, doctorándose en Filosofía con una tesis sobre los terrores del año mil. Su sed de conocimiento lo llevó a Alemania, donde bebió de las fuentes del neokantismo en Leipzig, Berlín y Marburgo, un periplo que moldeó su pensamiento y lo convirtió en el gran introductor de la filosofía europea en España. Catedrático de Metafísica en Madrid desde 1910, fundó la Revista de Occidente y se erigió como líder de la generación del 14, un grupo de intelectuales que soñaba con modernizar el país. Su vida no estuvo exenta de vaivenes: apoyó la Segunda República, pero el estallido de la Guerra Civil lo empujó al exilio en 1936, primero a Francia, luego a Argentina y Portugal, regresando a España en 1945 con un aura de profeta desencantado. Autor de obras como La rebelión de las masas y Meditaciones del Quijote, su prosa elegante y su capacidad para diseccionar la condición humana lo consagraron como un pensador universal, falleciendo en 1955 tras dejar un legado que aún resuena con fuerza.

España invertebrada, publicada en 1921, es una obra que se alza como un diagnóstico implacable y un lamento apasionado sobre la identidad y los males de España, escrito con la precisión de un cirujano y la pasión de un poeta. Ortega y Gasset despliega en estas páginas una reflexión profunda sobre la descomposición histórica de la nación, argumentando que su falta de cohesión —su carácter “invertebrado”— proviene de la incapacidad de sus élites para liderar y de las masas para integrarse en un proyecto común. El libro arranca con una mirada al pasado: desde la caída del Imperio Romano hasta el auge de los reinos medievales, España se forjó como un mosaico de particularismos, un conjunto de “pueblos” que nunca cuajó en una verdadera unidad. Con una narrativa que atrapa desde el primer párrafo, Ortega describe cómo Castilla, motor de la Reconquista, impuso su hegemonía pero agotó su vitalidad, dejando al país sin una “minoría selecta” capaz de guiarlo hacia la modernidad. La ausencia de un “esqueleto” social, esa estructura que da firmeza a otras naciones como Francia o Inglaterra, es el núcleo de su tesis, ilustrada con ejemplos tan vívidos como la decadencia de los Austrias o la inercia de las clases dirigentes del siglo XIX. Pero no todo es crítica: hay un anhelo vibrante, una invitación a despertar, a superar el “separatismo psicológico” y construir una España vertebrada. Didáctica en su análisis histórico, adictiva en su ritmo y reveladora en su diagnóstico, esta obra no solo expone las fracturas de un país, sino que interpela al lector a mirar su propio tiempo con ojos nuevos, convirtiéndose en un clásico que trasciende su época y sigue desafiando a generaciones.



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