jueves, 12 de junio de 2025

LAS ILUSIONES PERDIDAS, por HONORE DE BALZAC

 

LAS ILUSIONES PERDIDAS, por HONORE DE BALZAC



Honoré de Balzac, nacido el 20 de mayo de 1799 en Tours, Francia, y fallecido el 18 de agosto de 1850 en París, fue un novelista y dramaturgo francés, considerado uno de los pilares del realismo literario. Hijo de Bernard-François Balssa, un funcionario de origen humilde, y Anne-Charlotte-Laure Sallambier, creció en una familia burguesa con tensiones económicas y afectivas. Su educación comenzó en el internado de Vendôme, donde sufrió una disciplina estricta, y continuó en la Sorbona, donde estudió Derecho entre 1816 y 1819 por deseo paterno. Sin embargo, abandonó la carrera legal para dedicarse a la escritura, trabajando inicialmente como pasante en una notaría. Esta experiencia le proporcionó un conocimiento profundo de las dinámicas sociales y legales que impregnarían su obra. Balzac vivió gran parte de su vida endeudado debido a negocios fallidos como editor e impresor, lo que lo obligó a escribir prolíficamente para sostener su estilo de vida.

La formación de Balzac fue en gran parte autodidacta, influenciada por su voraz lectura de literatura francesa e inglesa, así como por su interés en filósofos como Emanuel Swedenborg. Su principal logro fue la creación de La Comedia Humana, una serie de más de 90 novelas y relatos interconectados que retratan la sociedad francesa postnapoleónica desde 1815 hasta 1848, abarcando todos los estratos sociales. Este proyecto monumental lo consagró como un pionero del realismo, gracias a su aguda observación de la psicología humana y las estructuras sociales. Entre sus obras destacadas están Papá Goriot (1835), Eugenia Grandet (1833), La piel de zapa (1831), El primo Pons (1847), La prima Bette (1846) y Esplendor y miserias de las cortesanas (1838-1847), continuación de Las ilusiones perdidas. Su estilo, que combina detallismo descriptivo con elementos románticos y filosóficos, influyó en escritores como Émile Zola, Charles Dickens y Marcel Proust. En 1845, recibió la Legión de Honor por su contribución a las letras francesas.

Las ilusiones perdidas, publicada en tres partes entre 1837 y 1843 (Los dos poetas, Un gran hombre de provincias en París y Los sufrimientos del inventor), es una novela central de La Comedia Humana, enmarcada en las Escenas de la vida de provincias. La trama sigue a Lucien Chardon, un joven poeta de Angulema que adopta el apellido nobiliario de Rubempré y viaja a París con el sueño de triunfar como escritor. La novela, un bildungsroman, narra su ascenso y caída en una sociedad parisina dominada por el dinero, la corrupción y la ambición. Lucien se enfrenta al despiadado mundo editorial y periodístico, donde el talento es secundario frente a los intereses económicos y las intrigas sociales. Paralelamente, la historia explora la vida de David Séchard, amigo y cuñado de Lucien, un inventor que lucha por perfeccionar un nuevo método de fabricación de papel en Angulema, enfrentándose a la avaricia y la traición.

Los personajes principales incluyen a Lucien de Rubempré, un joven talentoso pero débil, cuya ambición y vanidad lo llevan a comprometer sus principios. Su evolución es trágica: de poeta idealista pasa a periodista corrupto, manipulando opiniones por dinero, y finalmente regresa a la provincia derrotado. David Séchard, por contraste, representa la honestidad y el trabajo perseverante, aunque su ingenuidad lo hace vulnerable a los engaños. Otros personajes clave son Ève, la hermana de David y futura esposa de Lucien, quien encarna el sacrificio y la lealtad; Coralie, una actriz que se convierte en amante de Lucien en París y lo apoya hasta su propia ruina; y personajes secundarios como Lousteau y Dauriat, que personifican la corrupción del periodismo y la edición. Vautrin, el enigmático criminal recurrente en La Comedia Humana, aparece brevemente, presagiando su papel en la continuación de la historia.

La novela aborda temas como la corrupción del mundo literario y periodístico, la influencia del dinero en las relaciones humanas, la lucha entre idealismo y pragmatismo, y las desigualdades sociales en la Francia de la Restauración. Balzac critica la mercantilización del arte, mostrando cómo los medios manipulan la opinión pública y cómo el talento es sacrificado por el éxito efímero. También explora la psicología de la ambición y el desengaño, retratando una sociedad donde el éxito depende de la astucia más que del mérito. Una cita emblemática es: "El periodismo es un infierno, un abismo de iniquidad, de mentira, de traición, del que no se puede salir puro, salvo que se sea como Dante, protegido por el laurel divino". Esta frase, pronunciada por Lousteau, resume la visión cínica de Balzac sobre la prensa de su tiempo.

Entre los pasajes destacados, la segunda parte, Un gran hombre de provincias en París, es crucial, pues describe la llegada de Lucien a la capital y su rápida corrupción. Aquí, Balzac detalla minuciosamente el funcionamiento del periodismo y las editoriales, desde la venta de críticas hasta la especulación con libros. Otro momento clave es el capítulo final de Los sufrimientos del inventor, donde David, traicionado por su entorno, renuncia a sus sueños de inventor, simbolizando la derrota del idealismo frente a la avaricia. La descripción del teatro parisino, con Coralie como figura trágica, también captura la esencia de la novela, mostrando el contraste entre el brillo superficial y la miseria oculta. Una cita representativa de este ambiente es: "En París, el éxito es todo; es la llave del poder".

Las ilusiones perdidas tuvo un impacto significativo en su época y sigue siendo una de las obras más celebradas de Balzac. La crítica contemporánea alabó su realismo y su retrato incisivo de la sociedad, aunque algunos, como Sainte-Beuve, señalaron que su estilo podía ser excesivamente detallista o folletinesco. El público lector, atraído por la trama apasionante y los personajes complejos, agotó rápidamente las ediciones iniciales, consolidando la fama de Balzac. La novela ha sido adaptada al cine y al teatro, y su análisis del periodismo sigue siendo relevante en debates modernos sobre los medios de comunicación. Autores como Proust y Zola reconocieron su influencia, y la obra es considerada un clásico por su capacidad para revelar las contradicciones de la naturaleza humana y las dinámicas sociales. Su estructura en tres partes, aunque publicada por separado, ofrece una narrativa cohesionada que refleja el genio de Balzac para entrelazar historias individuales con un retrato colectivo de su tiempo.




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