LA INVENCIÓN DE LO COTIDIANO 2 . HABITAR, COCINAR, por MICHEL DE CERTEAU, LUCE GIARD y PIERRE MAYOL
Michel de Certeau (1925–1986) fue un historiador, filósofo y teólogo francés, miembro de la Compañía de Jesús. Su pensamiento se sitúa en la intersección entre historia, psicoanálisis, mística y ciencias sociales. Se destacó por su interés en las prácticas cotidianas como formas de creatividad silenciosa y resistencia cultural. Fue docente en universidades europeas y estadounidenses, y una figura clave en el pensamiento francés del siglo XX.
Luce Giard es historiadora de la ciencia y la educación. Investigadora del CNRS, ha centrado gran parte de su trabajo en la transmisión del saber cotidiano, el papel de las mujeres en la vida intelectual y los saberes populares. Colaboradora cercana de De Certeau, ayudó a desarrollar y difundir su pensamiento.
Pierre Mayol es sociólogo y antropólogo urbano. Ha realizado investigaciones etnográficas sobre la vida en barrios urbanos, con especial atención a las prácticas sociales que configuran el espacio habitado.
La invención de lo cotidiano 2. Habitar, cocinar es la segunda parte del proyecto iniciado por Michel de Certeau para analizar cómo las personas comunes interactúan con el entorno y lo transforman mediante sus acciones cotidianas. A diferencia del primer volumen, este libro es fruto de una colaboración: Pierre Mayol aborda el habitar y Luce Giard el cocinar. Ambos textos se fundamentan en investigaciones de campo desarrolladas principalmente en Lyon.
La sección sobre habitar analiza la vida diaria en el barrio de la Croix-Rousse. Mayol observa cómo los residentes crean su sentido del lugar a través de sus recorridos, rutinas y relaciones. En lugar de ver el espacio urbano como una estructura dada, muestra cómo se reinterpreta constantemente por quienes lo viven.
La sección sobre cocinar parte de testimonios femeninos sobre la preparación de alimentos. Giard explora la cocina como acto de transmisión cultural, de memoria familiar y de creatividad. Cocinar no es sólo una necesidad biológica, sino una práctica que vincula cuerpo, lenguaje y comunidad.
El mensaje central del libro es que las acciones cotidianas —a menudo ignoradas por las ciencias sociales— están cargadas de significado. Lejos de ser actos insignificantes o pasivos, son modos a través de los cuales las personas ejercen su libertad, se apropian del espacio y sostienen formas de conocimiento y cultura.
Este enfoque es valioso porque nos invita a repensar lo ordinario: lo que hacemos cada día también es construcción de mundo, resistencia simbólica y producción de sentido. Nos recuerda que incluso en los gestos más humildes se encierra una potencia transformadora.
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