La autoría de Lazarillo de Tormes es uno de los grandes misterios de la literatura española. Se trata de una novela anónima publicada en 1554, que inauguró el género de la novela picaresca. A lo largo de los siglos, se han propuesto varios candidatos para ser el autor de esta obra maestra, entre ellos Diego Hurtado de Mendoza, Alfonso de Valdés o Sebastián de Horozco. Sin embargo, ninguna hipótesis ha logrado demostrar fehacientemente su autoría, por lo que el misterio sigue sin resolverse. Lo que sí se sabe es que el autor debió ser una persona culta, con conocimientos de la literatura clásica y renacentista, y con una visión crítica e irónica de la sociedad de su época.
Lazarillo de Tormes es la historia de un niño huérfano que nace en el río Tormes y que pasa por diferentes amos a lo largo de su vida. Cada uno de ellos representa un estamento social o una institución corrupta: el ciego, el clérigo, el escudero, el fraile, el buldero, el capellán y el alguacil. Con ellos, Lázaro aprende a sobrevivir en un mundo hostil y miserable, recurriendo al ingenio, la astucia y el engaño. La novela está escrita en primera persona y en forma de carta dirigida a un personaje desconocido, al que Lázaro cuenta sus aventuras y desventuras desde su infancia hasta su matrimonio con la criada del arcipreste de San Salvador.
La novela tiene un gran valor literario e histórico, pues refleja con realismo y humor la realidad social del siglo XVI en España. El lenguaje es sencillo y directo, pero también rico en recursos estilísticos y retóricos. La novela combina elementos cómicos y trágicos, y muestra una visión pesimista y desengañada del ser humano. Lazarillo de Tormes es una obra universal que ha influido en muchos autores posteriores y que sigue vigente en la actualidad.
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