El Gigante Egoísta es un cuento infantil escrito por el autor irlandés Oscar Wilde. Fue publicado en 1888 en la colección de cuentos El príncipe feliz y otros cuentos.
La historia trata de un gigante que es dueño de un hermoso jardín al que los niños del pueblo solían ir a jugar. Sin embargo, el gigante es un hombre egoísta y, un día, decide levantar un muro alrededor del jardín para que nadie pueda entrar.
Desde ese momento, el jardín se vuelve triste y oscuro. Los árboles dejan de dar flores y frutos, los pájaros dejan de cantar y la primavera desaparece.
Un día, un niño pequeño encuentra una abertura en el muro y entra al jardín. El gigante, al ver al niño, se enfada y lo echa. Sin embargo, el niño regresa al día siguiente y, poco a poco, el gigante empieza a cambiar su actitud.
Un día, el gigante encuentra al niño enfermo y lo ayuda a curarse. El niño, agradecido, besa al gigante. Este gesto hace que el gigante se dé cuenta de su error y, por fin, decide abrir el jardín a los niños.
Desde ese momento, el jardín vuelve a ser un lugar feliz y lleno de vida. Los niños juegan y se divierten, y el gigante es feliz por haberles dado lo que ellos más necesitaban: un lugar para jugar y ser felices.
El cuento de El Gigante Egoísta transmite un importante mensaje sobre la importancia de la generosidad y la amistad. El gigante, al principio, es un hombre egoísta que no comparte su jardín con nadie. Sin embargo, a medida que conoce al niño, aprende a ser generoso y a compartir lo que tiene con los demás.
Este cambio de actitud del gigante es una metáfora de la importancia de la amistad. Los amigos nos hacen felices y nos ayudan a ser mejores personas.
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