lunes, 9 de junio de 2025

UN JARDÍN AL NORTE, por BORIS IZAGUIRRE

  

UN JARDÍN AL NORTE, por BORIS IZAGUIRRE



Boris Rodolfo Izaguirre nació en Caracas el 29 de septiembre de 1965 en una familia vinculada al arte y la cultura; su padre dirigía la cinematografía nacional de Venezuela y su madre era bailarina. Desde muy joven sintió la llamada de la creación narrativa. Comenzó su carrera escribiendo guiones para telenovelas venezolanas como “Rubí” y “La dama de rosa”, cuyos éxitos lo impulsaron a trasladarse a España a principios de los noventa. En ese país, saltó a la fama como presentador televisivo, primero en espacios emblemáticos como “Crónicas marcianas”, y más tarde en programas literarios y culturales. Su labor periodística incluye colaboraciones en revistas como El País Semanal, Vanity Fair, GQ y Vogue, y ha sido finalista del Premio Planeta en 2007 por “Villa Diamante”. Además de ensayista, su obra narrativa mezcla elegancia, humor y una mirada aguda sobre la condición humana. Con residencia en España, nacionalidad española y casado con Rubén Nogueira desde 2006, Izaguirre conjuga la pluma literaria con la visibilidad mediática, alcanzando un punto en el que su capacidad para entender lo femenino y articularlo con un sentido estético y emocional resulta única.

En “Un jardín al norte” Boris Izaguirre recrea la vida de Rosalinda Fox, personaje real concebido como inspiración para “El tiempo entre costuras” de María Dueñas. A través de una primera persona en la que resuena la voz de la propia protagonista, la novela arranca en el condado de Kent en los albores del siglo XX, donde la pequeña Rosalinda ve cómo la separación de sus padres la obliga a crecer en un internado. Este distanciamiento de su madre y la ausencia de su padre despiertan en ella una doble atracción: la nostalgia familiar y un anhelo de aventura. Su padre, agregado comercial en la India pero en realidad espía, la introduce en un mundo exótico y peligroso, que ella abraza con una mezcla de devoción filial y curiosidad personal. En Calcuta comienza su formación en espionaje de la mano del supervisor del padre, Mr. Higgs, y en ese entorno contrajo matrimonio con Peter Fox, un hombre maduro que la deslumbra pero que pronto se aleja, dejándola con un hijo y el deber de volver a Europa, donde su vida adquiere tintes más intensos.

Con el comienzo del ascenso nazi, Rosalinda es enviada a Berlín como agente británica para recabar información sobre el nazismo de Hitler. Allí conecta afectivamente con Juan Luis Beigbeder, político y militar español de semblante elegante e inteligencia refinada, quien se encuentra destinado en Alemania. Su relación, apasionada pero imposible, se enmarca en la tensión política de la Europa de entreguerras. Posteriormente, la acción se traslada a Tánger, enclave de espionaje y diplomacia internacional, donde ambos se encuentran de nuevo. El relato avanza hacia los dramáticos años de la guerra civil española y los preludios de la Segunda Guerra Mundial, y el lector acompaña a Rosalinda en su lucha por conciliar los dictados del deber con los dictados del corazón. Cuando su influencia sobre Beigbeder le vale la enemistad de las altas esferas del franquismo, ella se traslada a Lisboa, involucrándose también en salvar refugiados del terror nazi mientras intenta proteger su intensa relación sentimental y profesional.

La novela combina el suspense de una historia de espionaje con la emoción de un relato de amor clandestino y el drama histórico europeo y africano. La voz de Rosalinda nos envuelve en una experiencia íntima, de exuberante sensibilidad, donde se mezclan la soledad infantil, los amores imposibles, las lealtades en pugna y la impostura que exige su oficio de espía. Izaguirre logra describir esta vida digna de una película clásica, a medio camino entre la intriga política, la aventura y la pasión, con un estilo pulido, elegante, lleno de matices, capaz de convertir la prosa en actuación escénica.

No se trata únicamente de una crónica histórica o de romance, sino de la biografía literaria de una mujer que supo construir su identidad a través de decisiones valientes y amorosas, y que se mantuvo en pie frente a tragedias personales y colectivas. Boris Izaguirre retrata a Rosalinda como una heroína contenida, capaz de sobrevivir sin desfallecer, reinventándose y afectando el curso de la historia con discreción y tacto.

Resulta especialmente evocadora esta cita que resuena en el corazón de la novela: “Si están aquí en Alemania es porque buscan ayudas para un levantamiento. Alemania necesita aliados. España es un lugar estratégico… Te han engañado diciendo que están estudiando las fábricas de armamento. ¡Están comprando armamento, Rosalind!” Estas palabras nos sitúan en el momento exacto en que la protagonista descubre la dimensión real de su tarea en Berlín y la confrontación entre realidad e ideales. Encierra el peso moral de su labor, sus dudas y el peligro que enfrenta con cada decisión.

Otra frase que destaca la novela es: “La vida la construyes tú con tus decisiones”. Con ese enunciado, Izaguirre articula la esencia del viaje de Rosalinda: la capacidad de definir su destino incluso en medio de las contradicciones del amor y el deber. No es una heroína glorificada, sino una mujer que asume su responsabilidad y edifica su biografía con valentía.

El estilo narrativo de Izaguirre teje el glamour y la crudeza, los paisajes exóticos y los despachos diplomáticos con una sensibilidad que atrapa desde la primera página. La ausencia de adornos innecesarios convierte la novela en un viaje ágil pero profundo, donde el lector no solo disfruta del relato, sino que participa afectivamente en la vida de Rosalinda.

La importancia de “Un jardín al norte” radica en su capacidad para resucitar una vida prácticamente desconocida, reverdeciéndola con humanidad y literatura. Al entrelazar espionaje, política, amor y biografía, Izaguirre demuestra su maestría al conjugar rigor histórico con poderosa narrativa emocional. Y al hacerlo, reivindica el derecho de las mujeres a ser vistas en los grandes escenarios de la historia, no como acompañantes, sino como protagonistas de historias que merecen ser contadas.

En definitiva, este libro seduce y enseña, emociona y hace pensar. Al cerrar sus páginas, uno siente la cercanía de una vida intensa y distante, cuyos ecos resuenan en las elecciones que cada día tomamos. Esa es la grandeza de la obra de Izaguirre: recordarnos que la historia está hecha de decisiones individuales, y que podemos aprender del pasado para construir un presente más consciente y honesto.

Algunas citas destacadas del libro: 

Una voz que desvela el precio de la política: “Si están aquí en Alemania… ¡están comprando armamento, Rosalind!” no solo evidencia la cerrazón política del momento, sino también la conciencia temprana y el peso moral que recae sobre ella. Esa frase es un punto de inflexión en su vida.

“La vida la construyes tú con tus decisiones” resume, en tono casi epifánico, el mensaje central: que cada paso, por pequeño que parezca, edifica nuestra identidad.

La novela enmarca una reflexión genuina sobre la autonomía en tiempos de crisis, y lo logra a través de una escritura elegante, emocional y rigurosa, que convierte a Rosalinda Fox en una persona real para el lector. Una historia apasionante, instructiva y literariamente exquisita.




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