lunes, 2 de junio de 2025

EL APOKALYPSIS, por LEONARDO CASTELLANI

  

EL APOKALYPSIS, por LEONARDO CASTELLANI





Leonardo Castellani, sacerdote jesuita, teólogo, poeta y ensayista argentino, nació el 16 de noviembre de 1899 en Reconquista, Santa Fe, y dejó una huella imborrable en el pensamiento católico del siglo XX. Su vida, marcada por la erudición y la controversia, refleja la lucha de un hombre que buscó conciliar la fe con la razón en un mundo convulso. Formado en la Compañía de Jesús, estudió en Argentina y Europa, donde se impregnó de la filosofía de Santo Tomás de Aquino, la teología patrística y la literatura clásica. Su intelecto voraz lo llevó a dominar varias lenguas, lo que enriqueció su exégesis bíblica y su estilo literario, impregnado de un lirismo que funde la precisión teológica con la pasión poética. Sin embargo, su carácter indómito y su crítica a ciertas corrientes modernistas dentro de la Iglesia lo llevaron a enfrentarse con sus superiores, resultando en su suspensión temporal de la orden jesuita. Exiliado en Europa durante los años 40, vivió en Roma, donde profundizó su estudio del Apocalipsis, un tema que lo obsesionó y que culminó en su obra maestra, El Apokalypsis de San Juan. A su regreso a Argentina, se convirtió en una figura polémica, admirada por su genialidad y temida por su franqueza. Además de teólogo, fue novelista, crítico literario y periodista, dejando un legado de obras como Los papeles de Benjamín Benavides y Cristo, ¿vuelve o no vuelve?. Falleció en 1981, pero su voz sigue resonando como un faro para quienes buscan entender los últimos tiempos desde una perspectiva profundamente católica.

El Apokalypsis de San Juan es una obra monumental que destila la erudición, la fe y la sensibilidad poética de Leonardo Castellani, ofreciendo una interpretación del libro más enigmático de la Biblia: el Apocalipsis de San Juan. Lejos de ser un tratado árido, este libro es una guía vibrante que invita al lector a adentrarse en el drama cósmico de los últimos tiempos con esperanza y claridad. Castellani, con su estilo incisivo y su profundo conocimiento de la tradición patrística, desentraña las visiones apocalípticas no como un relato de terror, sino como una profecía de consuelo que anuncia la Segunda Venida de Cristo. Su enfoque, fundamentado en los Santos Padres, teólogos como Newman y Pieper, y su propia intuición profética, transforma el texto bíblico en una narrativa que conecta el pasado, el presente y el futuro de la humanidad.

El libro se estructura como una exégesis sistemática, pero su tono es todo menos académico en el sentido frío del término. A través de una prosa que combina rigor teológico con destellos poéticos, Castellani guía al lector por los símbolos del Apocalipsis: los siete sellos, las trompetas, la mujer coronada, las bestias y la Nueva Jerusalén. No se limita a interpretar; humaniza el texto, haciéndolo accesible al lector común sin sacrificar profundidad. Para él, el Apocalipsis no es un enigma insoluble, sino una revelación divina que ilumina las tribulaciones del mundo y señala la victoria final de Cristo. Castellani subraya que este libro bíblico, lejos de ser un presagio sombrío, es un canto de esperanza para quienes perseveran en la fe, un recordatorio de que la historia humana culmina en la gloria de la Jerusalén celeste.

Lo más destacado de la obra es su capacidad para entrelazar teología, historia y literatura. Castellani no solo explica los eventos proféticos, sino que los relaciona con la lucha entre la Ciudad de Dios y la Ciudad del Hombre, un conflicto que ve reflejado en su propia época. Escrito en los años 50, el libro sorprende por su actualidad, como si el autor intuyera los desafíos morales y espirituales del mundo moderno. Su análisis del Anticristo, la apostasía y la gran tribulación resuena con una claridad inquietante, mientras que su énfasis en la esperanza teologal ofrece consuelo en medio de las crisis. La obra, prologada por Juan Manuel de Prada, ha sido alabada como la mejor guía para comprender el Apocalipsis, no solo por su erudición, sino por su capacidad de inspirar y fortalecer la fe.

“El Universo es un poema gigantesco, un poema dramático del cual Dios se ha reservado la iniciación, el nudo y el desenlace; que se llaman teológicamente Creación, Redención y Parusía.”

Esta frase encapsula la visión de Castellani sobre la historia como un drama divino. La Creación es el inicio, la Redención el clímax y la Parusía (Segunda Venida de Cristo) el desenlace glorioso. Con un lenguaje poético, subraya que el Apocalipsis no es un caos de símbolos, sino una narrativa coherente que revela el plan de Dios.

“Para quienes han dejado de esperarla, creyendo que la historia es un producto meramente humano, el Apocalipsis resulta un libro sombrío, torvo, angustioso, plagado de amenazas amedrentadoras que se atreven a contrariar el ilusorio reinado de paz perpetua y delicias universales que nos promete el Progreso Indefinido.”

Aquí, Castellani critica la mentalidad secular que rechaza la dimensión escatológica de la historia. Para él, el Apocalipsis es aterrador solo para quienes niegan la soberanía divina. Su tono mordaz desenmascara la falsa utopía del progreso humano, presentando el libro bíblico como un antídoto contra la autosuficiencia.

“El Apokalypsis es una profecía referente a la Segunda Venida de Cristo (dogma de fe que está en el Credo) con todo cuanto la prepara y anuncia, que es ni más ni menos que el desarrollarse en continua pugna de las Dos Ciudades, la Ciudad de Dios y la del Hombre.”
Esta cita resume el núcleo de su interpretación: el Apocalipsis describe el conflicto eterno entre el bien y el mal, entre la fe en Dios y el orgullo humano. Castellani ve en este libro una guía para discernir los “signos de los tiempos” y prepararse para la victoria final de Cristo.

“Este libro de Castellani, querido lector, te procurará la mejor brújula para el camino.”
Aunque esta frase es del prólogo de Juan Manuel de Prada, refleja el impacto de la obra. Castellani no solo explica el Apocalipsis, sino que ofrece una orientación espiritual para enfrentar las pruebas del mundo con esperanza y firmeza en la fe.

En conclusión, El Apokalypsis de San Juan es una joya teológica y literaria que combina la profundidad de un erudito, la pasión de un poeta y la fe de un sacerdote. Castellani no solo desentraña el texto bíblico, sino que lo convierte en un espejo del alma humana y un faro de esperanza para los creyentes. Su vida, marcada por la lucha y la genialidad, se refleja en esta obra, que sigue siendo una invitación a mirar el futuro con los ojos de la fe.





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