CÓMO EL HOMBRE LLEGÓ A SER GIGANTE, por ILYA MARSHAK y ELENA SEGAL
Ilya Marshak, conocido por su seudónimo literario M. Ilin, nació en 1895 en Bakhmut, entonces parte del Imperio Ruso, y dejó una huella imborrable como uno de los grandes divulgadores científicos de la Unión Soviética. Ingeniero de formación, su genio residía en transformar ideas complejas en relatos cautivadores, especialmente para jóvenes lectores. Junto a su esposa, Elena Segal, una colaboradora inseparable, creó obras que combinaban rigor científico con una narrativa vibrante, ganándose un lugar prominente en la literatura pedagógica. Marshak, fallecido en 1953, destacó por su habilidad para narrar la aventura del conocimiento humano como una epopeya, haciendo que la ciencia se sintiera tan emocionante como un cuento épico. Su legado incluye títulos que, décadas después, siguen inspirando curiosidad y asombro, con un estilo que no solo informa, sino que despierta el deseo de explorar el mundo.
Cómo el hombre llegó a ser gigante, publicado originalmente a mediados del siglo XX y reeditado en español por editoriales como Panamericana y Quinto Sol, es un canto a la resiliencia y el ingenio humano. La obra, escrita con la colaboración de Elena Segal, traza un arco fascinante desde los albores de la humanidad hasta su dominio del planeta, presentando la evolución biológica y sociológica como una aventura colosal. Comienza en el Pleistoceno, cuando el antropoide homínido, frágil y desprovisto de garras o colmillos, se enfrenta a un mundo hostil. Los autores nos guían por los primeros pasos del hombre, desde su lucha contra el frío glacial, que lo lleva a construir refugios en cuevas, hasta el descubrimiento del fuego, que no solo calienta sus noches, sino que ilumina su camino hacia la creatividad. Con un tono que destila entusiasmo, Marshak y Segal muestran cómo el ser humano, a diferencia de los animales atados a su entorno, rompe las cadenas de la naturaleza, adaptando el mundo a sus necesidades.
La segunda parte del libro, titulada con acierto “La juventud del gigante”, se sumerge en los vestigios que los arqueólogos desentierran para reconstruir nuestra historia. Aquí, los autores convierten hachas de piedra, restos de hogueras y dibujos rupestres en pistas de un rompecabezas que revela cómo cazábamos, cómo construíamos y cómo empezamos a soñar. La narrativa no se limita a hechos: Marshak y Segal reflexionan sobre la libertad humana, esa capacidad única de elegir, de transformar selvas en aldeas y ríos en caminos. Sin embargo, también lanzan una advertencia sutil: el hombre, pese a su grandeza, a menudo ha desperdiciado las riquezas de la naturaleza, incapaz de aprovechar plenamente su potencial. La prosa, salpicada de humor y maravilla, hace que cada capítulo se sienta como una expedición, donde el lector no solo aprende, sino que se emociona con los triunfos y tropiezos de sus antepasados.
Lo que hace adictiva esta obra es su habilidad para transformar la ciencia en una saga universal. Marshak y Segal no escriben desde un pedestal académico; su voz es la de narradores apasionados que invitan al lector a maravillarse ante la audacia humana. Publicado con un enfoque accesible, el libro no solo educa sobre la evolución, sino que plantea preguntas profundas: ¿qué nos hace gigantes? ¿Es nuestra fuerza la tecnología, la comunidad o la imaginación? Cada página es un recordatorio de que nuestra historia no es un relato terminado, sino un camino que seguimos recorriendo. Cómo el hombre llegó a ser gigante es, en esencia, una celebración de lo que somos, con nuestras luces y sombras, y una invitación a seguir creciendo, no solo en estatura, sino en sabiduría.
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