JOSÉ MARÍA VALDERAS GALLARDO Y "EL AJUSTE FINO DE LA NATURALEZA"
Biografía del autor
En los círculos académicos donde convergen la ciencia y la filosofía, pocos nombres españoles han alcanzado el reconocimiento internacional que ostenta José María Valderas Gallardo. Nacido en Valdepeñas de Jaén, y residente en Barcelona, Valderas forjó su camino intelectual en las aulas de la Universidad de Barcelona, donde obtuvo su licenciatura en Ciencias Biológicas. Esta formación inicial le proporcionó una sólida base científica que, lejos de encasillarlo en la especialización extrema tan común en nuestros días, le sirvió como plataforma para expandir sus horizontes hacia territorios más amplios del conocimiento. Años más tarde, completaría su formación académica doctorándose en Filosofía por la misma universidad, consolidando así un perfil intelectual que combina el rigor científico con la profundidad filosófica.
La trayectoria profesional de Valderas Gallardo ha estado marcada por su dedicación a la divulgación científica de alto nivel. Durante más de tres décadas, exactamente 34 años, dirigió la prestigiosa revista "Investigación y Ciencia", la edición española de "Scientific American", publicación que bajo su batuta se convirtió en referente ineludible para la comunidad científica hispanohablante. No contento con este logro, fundó también la revista "Mente y Cerebro", ampliando así los horizontes de la divulgación científica en español hacia los fascinantes territorios de la neurociencia y la psicología. Su labor al frente de estas publicaciones no se limitó a la mera gestión editorial, sino que implicó un compromiso profundo con la transmisión del conocimiento científico riguroso a un público amplio pero exigente.
El reconocimiento a su extraordinaria labor llegó en 2008 cuando se convirtió en el único español galardonado con el "European Science Writer Award", prestigioso premio que se concede bienalmente a los más destacados divulgadores científicos del continente. Este reconocimiento no hace sino confirmar la excepcional capacidad de Valderas para tender puentes entre la complejidad de la ciencia contemporánea y la comprensión pública del conocimiento científico.
En el ámbito empresarial, Valderas Gallardo ejerció como Director General de Prensa Científica, editorial responsable de las publicaciones que dirigió, demostrando que su talento no se limitaba al campo académico sino que se extendía también a la gestión eficiente de proyectos editoriales de envergadura. Bajo su dirección, Prensa Científica se consolidó como una de las editoriales de divulgación científica más respetadas del mundo hispanohablante.
Más allá de su faceta como divulgador y gestor, Valderas Gallardo ha desarrollado una notable carrera como investigador, centrando sus intereses en campos tan diversos como los correlatos neuronales de la conciencia, con especial atención al claustrum cerebral, la historia de la biología y la teoría botánica. Su artículo "Formación de la teoría botánica: del Medievo al Renacimiento", publicado en la revista Convivium en 1995, es muestra de su erudición y capacidad para analizar la evolución histórica del pensamiento científico.
Particular mención merece su interés por las relaciones entre ciencia y religión, campo en el que es considerado una autoridad en España. Lejos de asumir la tesis del conflicto entre ambas esferas del conocimiento humano, Valderas ha defendido en numerosas conferencias y escritos la posibilidad de un diálogo fructífero entre ellas. Su estrecha vinculación con la Orden de Predicadores (dominicos) desde hace años refleja su apertura a la dimensión espiritual del conocimiento, sin por ello renunciar al rigor científico que ha caracterizado toda su trayectoria.
En suma, José María Valderas Gallardo representa el ideal del intelectual completo: científico por formación, filósofo por vocación, divulgador por convicción y humanista en el más amplio sentido de la palabra. Su obra, tanto editorial como investigadora, constituye un valioso legado para la cultura científica en lengua española y un ejemplo de cómo el conocimiento, cuando se cultiva con pasión y rigor, puede trascender las fronteras de la especialización para iluminar los grandes interrogantes que desde siempre han inquietado al ser humano.
Sinopsis del libro
"El ajuste fino de la naturaleza. Replanteamientos contemporáneos de la teología natural" constituye una obra de singular relevancia en el panorama del diálogo contemporáneo entre ciencia y filosofía. Publicado como número monográfico de la revista "Naturaleza y Libertad" en 2015, este volumen reúne las contribuciones de destacados pensadores que abordan, desde diferentes perspectivas, una de las cuestiones más fascinantes y controvertidas de nuestro tiempo: la aparente calibración precisa de las constantes físicas y condiciones del universo que han permitido la emergencia de la vida y, en última instancia, de seres conscientes capaces de reflexionar sobre su propia existencia.
En este contexto, el artículo de José María Valderas Gallardo, titulado "Ajuste fino y origen de la vida", destaca por su profundidad analítica y su capacidad para sintetizar los avances más recientes en campos tan diversos como la física de partículas, la astrofísica, la cosmología y la biología molecular. Valderas parte de una pregunta tan simple en su formulación como abismal en sus implicaciones: ¿Vivimos en un cosmos biocéntrico, es decir, en un universo cuyas propiedades fundamentales parecen estar precisamente ajustadas para permitir la aparición de organismos vivos?.
El autor nos sumerge inicialmente en los fundamentos físicos necesarios para comprender la cuestión del ajuste fino. Con magistral claridad pedagógica, Valderas explica cómo los secretos de la naturaleza se hallan codificados en leyes fundamentales de la física que gobiernan las propiedades y conductas de las partículas elementales. Nos introduce en el fascinante mundo de la mecánica cuántica, donde el resultado de una medición es intrínsecamente probabilista y el estado de un objeto viene dado por un constructo matemático, un vector en el espacio de Hilbert, y no en términos de posición.
La exposición avanza hacia la presentación de los dos modelos complementarios que nos permiten abordar las propiedades físicas fundamentales de nuestro universo desde sus primeros instantes: el modelo estándar de la física de partículas y fuerzas, y el modelo de concordancia de la cosmología. Ambos describen con notable éxito las observaciones realizadas hasta ahora tanto en el mundo subatómico como en el macroscópico.
Con particular atención, Valderas se detiene en el fenómeno de la inflación cósmica, esa fase de rápida expansión del espacio que siguió inmediatamente al big bang, en la que el cosmos creció en un factor de 10^35 en apenas 10^-32 segundos. Esta inflación habría producido una ingente cantidad de ondas gravitacionales, perturbaciones del espaciotiempo que se propagan a la velocidad de la luz y que habrían constituido las semillas de las estructuras que observamos hoy: galaxias, estrellas, planetas e incluso organismos vivos.
El autor nos recuerda que el big bang fue responsable de la producción de hidrógeno y helio, junto con alguna fracción de litio, los tres elementos más ligeros. Sin embargo, la producción de oxígeno, magnesio, silicio, hierro y azufre —los elementos que componen el 96 por ciento de la masa de la Tierra— no se alcanzó hasta que se amasaron enormes cantidades de material de las estrellas, en cuyo núcleo pudieran darse reacciones termonucleares. La formación de los demás elementos se encuentra estrechamente conectada con la evolución estelar: todos (salvo el berilio y el boro) se sintetizaron en el interior de las estrellas, para ser luego eyectados al medio interestelar, de donde pasaron a incorporarse en una nueva generación de estrellas.
Un aspecto crucial en la argumentación de Valderas es el análisis de las constantes fundamentales, esos valores numéricos que aparecen en las leyes físicas y que determinan el comportamiento del universo. Con particular énfasis examina la constante cosmológica, representada por la letra griega lambda (Λ), que se supone es la energía del espacio vacío. Esta constante constituye, en palabras del autor, "un parámetro clamoroso del ajuste fino", pues su valor parece estar calibrado con una precisión asombrosa para permitir la formación de estructuras complejas en el universo.
Tras establecer los fundamentos físicos, Valderas aborda la cuestión central del origen de la vida. Con rigor y equilibrio, presenta el debate actual entre dos grandes corrientes de pensamiento: los partidarios de "la información primero", que sostienen que la vida comenzó con una molécula similar a un gen capaz de catalizar su propia replicación, y los defensores de "lo primero el metabolismo", que argumentan que las reacciones que sustentan la bioquímica fueron cruciales, una inevitabilidad estadística derivada de la química y la termodinámica de la Tierra primitiva.
Como posible síntesis de ambas posturas, Valderas examina la tesis del "mundo de ARN", que postula que en una etapa temprana de la aparición de la vida, el ARN actuó tanto como molécula de almacenamiento de información como de ribozima, capaz de catalizar reacciones químicas. Esta hipótesis ha ganado considerable apoyo en las últimas décadas, aunque no está exenta de dificultades.
Con honestidad intelectual, el autor reconoce que, a pesar de los avances significativos en nuestra comprensión de los procesos físicos y químicos que podrían haber conducido a la aparición de la vida, carecemos todavía de conocimientos y medios para responder definitivamente a la cuestión sobre el origen. Se trata, en sus propias palabras, de "una conjetura no falsable", al menos con los instrumentos científicos de que disponemos actualmente.
La obra de Valderas no se limita a exponer el estado actual del conocimiento científico sobre el ajuste fino y el origen de la vida, sino que invita a una reflexión más profunda sobre las implicaciones filosóficas y teológicas de estos descubrimientos. Sin caer en simplificaciones reduccionistas ni en extrapolaciones injustificadas, el autor sugiere que la aparente calibración precisa de las constantes físicas y condiciones del universo para permitir la emergencia de la vida plantea interrogantes que trascienden el ámbito estrictamente científico y nos sitúan en el terreno de la metafísica y la teología natural.
En definitiva, "El ajuste fino de la naturaleza" constituye una obra de referencia para todo aquel que desee adentrarse en uno de los debates más apasionantes de la ciencia y la filosofía contemporáneas. Con erudición, claridad expositiva y profundidad analítica, José María Valderas Gallardo nos ofrece una guía invaluable para navegar por las complejas aguas de la cosmología, la física de partículas y la biología molecular, sin perder de vista las grandes cuestiones que desde siempre han inquietado al ser humano: ¿de dónde venimos?, ¿cómo surgió la vida en nuestro planeta?, ¿es nuestro universo un lugar "diseñado" para albergar vida o simplemente uno entre innumerables universos posibles en los que, por azar, se dieron las condiciones adecuadas para nuestra existencia?.
Citas destacadas del libro y sus significados:
"El origen de la vida constituye unas de las grandes cuestiones que podamos plantearnos sobre la naturaleza de nuestra existencia. ¿Vivimos en un cosmos biocéntrico y preparado para la aparición de los organismos?"
Esta cita inaugural del texto de Valderas establece con precisión el marco conceptual de toda la obra. No se trata simplemente de una investigación científica sobre los mecanismos bioquímicos que pudieron dar origen a la vida, sino de una indagación más profunda sobre la naturaleza misma de nuestro universo. La pregunta que plantea es de carácter teleológico: ¿está el cosmos, de alguna manera, orientado hacia la emergencia de la vida? El adjetivo "biocéntrico" sugiere la posibilidad de que la vida no sea un accidente cósmico, sino que ocupe un lugar central en la estructura misma del universo. Esta perspectiva desafía la visión mecanicista predominante en gran parte de la ciencia moderna, que tiende a considerar la vida como un fenómeno marginal en un universo fundamentalmente indiferente a su existencia.
"Del tema, el llamado ajuste fino, se han venido ocupando la física de partículas, la astrofísica y la cosmología. Se trata de buscar una explicación a coincidencias improbables, no aleatorias."
Valderas sitúa aquí el problema del ajuste fino en el contexto de las disciplinas científicas que lo abordan. Lo significativo de esta cita es la caracterización que hace del fenómeno como "coincidencias improbables, no aleatorias". Esta formulación captura la esencia del desafío intelectual que plantea el ajuste fino: la aparente improbabilidad estadística de que todas las constantes físicas y condiciones iniciales del universo tengan precisamente los valores que permiten la existencia de estructuras complejas y, eventualmente, de la vida. El término "no aleatorias" sugiere un orden o patrón subyacente que requiere explicación, más allá de la mera casualidad. Esta tensión entre improbabilidad y no-aleatoriedad constituye el núcleo del debate sobre el ajuste fino y sus posibles interpretaciones, tanto científicas como filosóficas.
"Por lo que concierne al origen de la vida propiamente dicho se libra un debate entre los partidarios de 'la información primero' y los defensores de 'lo primero el metabolismo', con la tesis del mundo de ARN como síntesis convergente de ambas posturas."
Esta cita revela la sofisticación del debate contemporáneo sobre el origen de la vida. Valderas identifica las dos grandes corrientes de pensamiento en este campo: quienes consideran que la capacidad de almacenar y transmitir información genética fue el primer paso crucial en la aparición de la vida, y quienes sostienen que las redes metabólicas de reacciones químicas debieron preceder a cualquier sistema de información. La mención a la "tesis del mundo de ARN" como posible síntesis de ambas posturas muestra la capacidad del autor para identificar los puntos de convergencia en debates aparentemente irreconciliables. Esta hipótesis propone que el ARN, molécula capaz tanto de almacenar información como de catalizar reacciones químicas, pudo ser el puente entre el mundo de la química prebiótica y los primeros sistemas vivos. La cita ilustra cómo la ciencia avanza no solo a través de la confrontación de ideas, sino también mediante la búsqueda de síntesis integradoras.
"Pero, a la postre, carecemos de conocimientos y medios para responder todavía a la cuestión sobre el origen. Se trata de una conjetura no falsable."
En esta afirmación, Valderas exhibe una honestidad intelectual encomiable. Tras exponer los avances más significativos en la comprensión del origen de la vida, reconoce las limitaciones actuales de nuestro conocimiento. La referencia a una "conjetura no falsable" evoca el criterio de demarcación propuesto por Karl Popper: para que una teoría sea considerada científica, debe ser susceptible de ser refutada mediante la observación o la experimentación. Al caracterizar las teorías sobre el origen de la vida como "no falsables", Valderas sugiere que, al menos por ahora, estas hipótesis se sitúan en los límites de lo que puede ser abordado con el método científico convencional. Esta reflexión nos invita a considerar los límites epistemológicos de la ciencia y la posibilidad de que algunas cuestiones fundamentales requieran aproximaciones complementarias desde la filosofía o incluso la teología.
"De las cuestiones que suscitan mayor interés entre los científicos sobresalen dos: conocer cómo empezó el universo y desentrañar el camino seguido por este hasta la aparición de la vida. ¿Hasta la aparición de la vida o hacia la aparición de la vida?".
La sutileza de esta cita reside en la distinción entre las preposiciones "hasta" y "hacia". "Hasta" sugiere un proceso mecánico, sin dirección intrínseca, que casualmente condujo a la aparición de la vida. "Hacia", en cambio, implica una teleología, un propósito o dirección inherente al desarrollo cósmico que tenía como meta la emergencia de seres vivos. Esta distinción lingüística encierra una de las cuestiones filosóficas más profundas: ¿es la vida un accidente cósmico o el resultado de un proceso orientado?. Valderas no impone una respuesta, sino que invita al lector a reflexionar sobre las implicaciones de ambas perspectivas. La pregunta trasciende el ámbito estrictamente científico para adentrarse en el terreno de la metafísica, ilustrando cómo las grandes cuestiones científicas inevitablemente nos conducen a interrogantes filosóficos fundamentales.
"Los secretos de la naturaleza se hallan codificados en leyes fundamentales de la física que gobiernan las propiedades y conductas de las partículas elementales."
Esta afirmación refleja el enfoque reduccionista que ha caracterizado gran parte del desarrollo de la física moderna: la idea de que los fenómenos complejos pueden explicarse a partir de leyes fundamentales que operan a nivel de las partículas elementales. La metáfora de la "codificación" sugiere que la naturaleza es como un texto que puede ser descifrado mediante el lenguaje matemático de la física. Esta visión, que se remonta a Galileo y su afirmación de que el libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático, ha sido extraordinariamente fructífera para el avance de la ciencia. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre si todos los aspectos de la realidad, incluidos fenómenos como la conciencia o la emergencia de la vida, pueden reducirse completamente a las interacciones de partículas elementales, o si existen niveles de organización con propiedades emergentes que requieren principios explicativos adicionales.
"En particular, la constante cosmológica constituye un parámetro clamoroso del ajuste fino. En efecto, muchos aspectos de la física y la cosmología parecen finamente ajustados para permitir el funcionamiento de la química, la formación de planetas y la aparición de la vida."
Valderas destaca aquí la constante cosmológica como ejemplo paradigmático del ajuste fino. El adjetivo "clamoroso" subraya la magnitud del problema: el valor observado de esta constante difiere en 120 órdenes de magnitud del valor predicho por la teoría cuántica de campos, y sin embargo, es precisamente el valor necesario para permitir la formación de estructuras cósmicas complejas. Esta discrepancia entre predicción teórica y observación empírica constituye uno de los mayores enigmas de la física contemporánea. La segunda parte de la cita amplía la perspectiva, señalando que no se trata de un caso aislado, sino de un patrón que se repite en "muchos aspectos de la física y la cosmología". Esta acumulación de coincidencias improbables es lo que hace tan intrigante el problema del ajuste fino y lo que ha llevado a algunos científicos y filósofos a considerar explicaciones que van más allá del paradigma materialista convencional.
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