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viernes, 23 de mayo de 2025

TAN VELOZ COMO EL DESEO, por LAURA ESQUIVEL

 


TAN VELOZ COMO EL DESEO, por LAURA ESQUIVEL



Laura Esquivel, nacida en Ciudad de México en 1950, es una de las voces más singulares y entrañables de la literatura contemporánea en lengua española. Su nombre se hizo inolvidable con la publicación de Como agua para chocolate, novela que fusionó con maestría el realismo mágico con la cocina y las pasiones humanas. Pero más allá de ese fenómeno editorial, Esquivel ha construido una obra sólida, profundamente emocional, con un lenguaje que bebe de la tradición oral, la sabiduría popular y una mirada espiritual sobre la vida y el amor. Educadora de formación, dramaturga por vocación y escritora por destino, ha explorado a lo largo de su trayectoria los misterios de los vínculos humanos, la energía del deseo, la memoria de los cuerpos y el poder de la comunicación que va más allá de las palabras. En Tan veloz como el deseo, Laura Esquivel desata una historia que palpita con una intensidad distinta, más íntima, donde la magia no está en lo sobrenatural, sino en la sutileza del alma y en la vibración secreta del amor verdadero.

Esta novela es un homenaje al poder de la intuición, al lenguaje invisible que circula entre los seres que se aman, y a la fragilidad del entendimiento humano cuando se rompe esa conexión esencial. Basada en la figura del propio padre de la autora, Tan veloz como el deseo narra la vida de Júbilo, un hombre dotado de un don extraordinario: desde niño, posee la capacidad de comprender y traducir los sentimientos ajenos más allá de las palabras, como si su alma sintonizara con las frecuencias secretas del corazón humano. Su oficio como telegrafista se convierte en una metáfora poderosa: él no solo transmite mensajes, los transforma, los embellece, los hace resonar con la verdad emocional de quien los envía y de quien los recibe. Sin embargo, el libro no se queda en el elogio de ese talento singular, sino que lo confronta con el drama humano más universal: la pérdida del amor, la incomprensión, la herida que deja el silencio cuando se instala entre dos que una vez se escucharon sin hablar.

La historia de Júbilo y Lucha, su esposa, es tan conmovedora como aleccionadora. En un principio, su amor parece indestructible, tejido con hilos de complicidad, ternura y deseo. Pero con el tiempo, los ecos del pasado, las diferencias que antes eran atractivas y complementarias, se convierten en grietas profundas. La incomunicación comienza a invadirlo todo, y el don de Júbilo —aquel que lo hacía único, que lo conectaba con el alma del mundo— comienza a apagarse. Lo más trágico de la novela no es la enfermedad que lo va consumiendo, sino esa otra muerte más lenta y cruel: la de no poder comunicar lo que se siente, de no poder alcanzar al otro en su dolor, de haber perdido la música secreta del entendimiento.

Con una prosa poética, cálida y profundamente humana, Laura Esquivel nos recuerda que el amor es, ante todo, un acto de escucha. Que el deseo no es solo corporal, sino también espiritual. Y que la verdadera comunicación —la que nos redime, la que nos transforma, la que nos salva— ocurre no con palabras, sino con la vibración silenciosa de los afectos. Tan veloz como el deseo es una celebración del amor en su forma más etérea y, a la vez, una elegía por aquello que perdemos cuando dejamos de oír con el corazón. Una obra que toca fibras profundas, y que se lee no solo con los ojos, sino con el alma.



 

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