viernes, 15 de noviembre de 2013

EL ESCLAVO DEL DEMONIO, DE ANTONIO MIRA DE AMESCUA








Antonio Mira de Amescua fue un escritor español nacido en Guadix, Granada, en 1574. Fue hijo natural de dos nobles solteros, Melchor de Amescua y Mira y Beatriz de Torres Heredia. Desde niño se dedicó a la carrera eclesiástica, estudiando en Alcalá de Henares, Granada y Salamanca, donde se doctoró en Teología. Fue capellán parroquial de Guadix, capellán de la Capilla Real de Granada y arcediano de la catedral de Guadix. También viajó a Nápoles como capellán del conde de Lemos y fue miembro de la Academia de los Otiosi. Murió en su ciudad natal en 1644.

Mira de Amescua fue un prolífico dramaturgo que cultivó diversos géneros teatrales, como la comedia histórica, la tragedia, el auto sacramental y el drama fáustico. Se le considera uno de los principales representantes del teatro barroco español, junto con Lope de Vega y Calderón de la Barca. Entre sus obras más destacadas se encuentran El esclavo del demonio, El mágico prodigioso, La adúltera virtuosa, La vida y muerte de Herodes y La rueda del mundo.

Su principal interés como escritor fue explorar los conflictos morales y existenciales del ser humano, especialmente los relacionados con el pecado, la gracia, el libre albedrío y la salvación. Sus personajes suelen ser figuras complejas que se debaten entre el bien y el mal, la razón y la pasión, la fe y la duda. Su estilo se caracteriza por la riqueza y variedad de su verso, la intensidad dramática de sus escenas, el uso de recursos retóricos y simbólicos y el empleo de elementos fantásticos y sobrenaturales.

Sobre su vida personal se sabe poco. Se cree que nunca se casó ni tuvo hijos, aunque se le atribuyen algunos amores platónicos o fugaces con damas de la corte o del teatro. Se dice que fue amigo de Lope de Vega, quien lo elogió en varias ocasiones, y que tuvo una rivalidad literaria con Ruiz de Alarcón, a quien acusó de plagio. También se le reconoce como un hombre culto y erudito, que dominaba varias lenguas y conocía las obras clásicas y modernas.

El esclavo del demonio es una obra que pertenece al género del drama fáustico, es decir, que trata sobre el pacto con el diablo a cambio de algún beneficio terrenal. Se basa en la leyenda popular de Fray Gil de Santarem, un religioso portugués que vendió su alma al diablo para aprender magia negra en Toledo y luego se arrepintió y fue perdonado por la Virgen María.

La obra se divide en tres jornadas o actos. En la primera jornada se presenta al protagonista, don Gil, un hombre sabio y piadoso que vive en Toledo. Un día recibe la visita de Lisarda, una hermosa dama que le confiesa su amor. Don Gil se siente tentado por ella y acepta tener una cita secreta en su casa. Sin embargo, cuando llega el momento, aparece el diablo disfrazado de Lisarda y le propone un trato: le dará a Lisarda y todo lo que desee si le entrega su alma. Don Gil acepta sin pensarlo dos veces y firma el pacto con su sangre.

En la segunda jornada se narra la vida disoluta que llevan don Gil y Lisarda tras el pacto. Se convierten en unos bandidos que asaltan caminos, roban iglesias, matan inocentes y desafían a las autoridades. El diablo les ayuda con sus poderes mágicos, pero también les hace ver las consecuencias de sus actos: las almas de sus víctimas les persiguen y les atormentan. Además, don Gil descubre que Lisarda no le ama realmente, sino que solo le usa para satisfacer sus caprichos. Don Gil empieza a sentir remordimientos y desea romper el pacto.

En la tercera jornada se muestra el desenlace de la obra. Don Gil y Lisarda son perseguidos por la justicia y se refugian en un convento. Allí, don Gil se encuentra con un fraile que resulta ser su hermano, a quien creía muerto. El fraile le reconoce y le anima a arrepentirse de sus pecados y a confiar en la misericordia de Dios. Don Gil se confiesa y pide perdón, pero el diablo se presenta para reclamar su alma. Se produce entonces una lucha entre el diablo y la Virgen María, que intercede por don Gil. Finalmente, la Virgen vence al diablo y salva a don Gil, que muere en paz. Lisarda, en cambio, no se arrepiente y es arrastrada al infierno por el diablo.

El esclavo del demonio es una obra que tiene un gran valor literario e histórico. Por un lado, es una muestra del teatro barroco español, que refleja la mentalidad y los valores de la época, como el contraste entre el mundo terrenal y el celestial, el papel de la religión y la moral, el honor y la honra, el amor y el deseo, etc. Por otro lado, es una obra que plantea temas universales y atemporales, como la libertad humana, la responsabilidad de las acciones, la búsqueda de la felicidad, el arrepentimiento y el perdón, etc.

La obra tiene muchos puntos fuertes, como la originalidad de su argumento, la profundidad de sus personajes, la variedad de sus escenas, el ritmo de su acción, la belleza de su lenguaje y la riqueza de sus recursos literarios. También tiene algunos puntos débiles, como la falta de verosimilitud de algunas situaciones, el exceso de violencia y crueldad en algunas escenas, la moralización excesiva en algunos momentos y la intervención milagrosa de la Virgen al final.

En mi opinión, El esclavo del demonio es una obra que merece ser leída y apreciada por su calidad artística y su significado humano. Es una obra que nos hace reflexionar sobre nuestras elecciones vitales y sobre las consecuencias que tienen para nosotros mismos y para los demás. Es una obra que nos muestra el poder del amor y de la fe para superar las tentaciones y las dificultades. Es una obra que nos invita a disfrutar de la belleza y la emoción del teatro.

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