lunes, 21 de octubre de 2013

EL ROBO DEL ELEFANTE BLANCO, DE MARK TWAIN










Resumen del libro

El robo del elefante blanco es un relato humorístico y satírico escrito por Mark Twain en 1882. Narra la increíble historia de un elefante blanco, un animal sagrado y regio en Siam, que es enviado como regalo de reconciliación a la reina de Inglaterra, pero que desaparece misteriosamente en Nueva York, donde el narrador, un funcionario indio encargado de la entrega, lo había alojado temporalmente.

El narrador recurre al famoso inspector Blunt, jefe de la policía de Nueva York, para que le ayude a recuperar el elefante antes de que se entere el rey de Siam. Blunt se muestra muy confiado y seguro de su método deductivo, basado en las pistas más insignificantes y en las deducciones más absurdas. Sin embargo, sus investigaciones resultan infructuosas y solo consiguen provocar el caos y el pánico en la ciudad.

El relato es una parodia de las historias de detectives y una crítica a la incompetencia y la corrupción de la policía. También es una burla a la mentalidad colonialista y al choque cultural entre Oriente y Occidente. El elefante blanco simboliza la incomprensión y el desprecio hacia las tradiciones y los valores ajenos. El humor de Twain se basa en el contraste entre lo realista y lo fantástico, lo lógico y lo ilógico, lo serio y lo ridículo.

 Biografía del autor

Mark Twain fue el seudónimo de Samuel Langhorne Clemens, un escritor y humorista estadounidense. Nació en 1835 en Misuri, cerca del río Misisipi. Fue reportero, viajero y conferenciante. Escribió obras de aventuras, sátira e ironía, como El príncipe y el mendigo, Un yanqui en la corte del rey Arturo o El forastero misterioso. Pero es conocido sobre todo por su novela Las aventuras de Tom Sawyer y su secuela Las aventuras de Huckleberry Finn, consideradas obras maestras de la literatura estadounidense.

Twain se crió en Hannibal (Misuri), lugar que utilizaría como escenario para las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn. A los doce años quedó huérfano de padre, abandonó los estudios y entró como aprendiz de tipógrafo en una editorial, a la vez que comenzó a escribir sus primeros artículos periodísticos en redacciones de Filadelfia y Saint Louis.

Con dieciocho años decidió abandonar su hogar e iniciar sus viajes en busca de aventuras y fortuna. Trabajó como tipógrafo durante un tiempo en su región, para después dirigirse a Nueva Orleans; de camino se enroló como aprendiz de piloto de un vapor fluvial, profesión que le entusiasmaba y que desempeñó durante un tiempo, hasta que la guerra civil interrumpió el tráfico fluvial.

Posteriormente se dirigió hacia el oeste, a las montañas de Nevada, donde trabajó en los primitivos campos de mineros. Su deseo de hacer fortuna lo llevó a buscar oro, sin mucho éxito, por lo que se vio obligado a trabajar como periodista, escribiendo artículos que enseguida cobraron un estilo personal.

Su primer éxito literario le llegó en 1865, con el cuento corto La famosa rana saltarina del condado de Calaveras, que apareció en un periódico firmado ya con el seudónimo de Mark Twain. Como periodista, viajó a San Francisco, donde conoció al escritor Bret Harte, quien le animó a proseguir su carrera literaria.

Empezó entonces una etapa de continuos viajes, como periodista y conferenciante, que le llevaron a Polinesia y Europa, y cuyas experiencias relató en el libro de viajes Los inocentes en el extranjero (1869), al que siguió A la brega (1872), en el que recrea sus aventuras por el Oeste.

Tras contraer matrimonio en 1870 con Olivia Langdon, se estableció en Connecticut. Seis años más tarde publicó la primera novela que le daría fama, Las aventuras de Tom Sawyer, basada en su infancia a orillas del Misisipi. Antes había escrito una novela en colaboración con C. D. Warner, La edad dorada (1873), considerada bastante mediocre.

Sin embargo, su talento literario se desplegó plenamente con Las aventuras de Huckleberry Finn (1884), obra ambientada también a orillas del Misisipi, aunque no tan autobiográfica como Tom Sawyer, y que es sin duda su obra maestra, e incluso una de las más destacadas de la literatura estadounidense, por la que ha sido considerado el Dickens norteamericano.

Cabe destacar también Vida en el Misisipi (1883), obra que, más que una novela, es una espléndida evocación del Sur, no exenta de crítica, a raíz de su trabajo como piloto. Con un estilo popular, lleno de humor, Twain contrapone en estas obras el mundo idealizado de la infancia, inocente y a la vez pícaro, con una concepción desencantada del hombre adulto, el hombre de la era industrial, de la "edad dorada" que siguió a la guerra civil, engañado por la moralidad y la civilización.

Twain también escribió otras novelas de menor calidad, como El príncipe y el mendigo (1881), Un yanqui en la corte del rey Arturo (1889) o El forastero misterioso (1916), así como cuentos humorísticos y satíricos, como El robo del elefante blanco (1882) o La historia del niño bueno (1875).

Twain fue un escritor comprometido con su tiempo y con las causas sociales. Se opuso al imperialismo y al racismo, defendió los derechos civiles y de los trabajadores, y criticó la hipocresía religiosa. Su pensamiento se refleja en sus ensayos y artículos periodísticos.

Twain se retiró a su pueblo natal en 1909, donde murió al año siguiente. Fue enterrado en el cementerio Woodlawn de Elmira. Su legado es incalculable y ha influido en generaciones de escritores y lectores.




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